sábado, 5 de abril de 2008

Maíz y Cultura

Foro soberanía alimentaria, derecho a la alimentación, defensa de los recursos campesinos y combate a la pobreza rural.

Maíz y Cultura

Si viajamos por los caminos de México casi en cualquier dirección, aparecerán ante nuestros ojos pequeñas parcelas o grandes extensiones sembradas con maíz. La planta aparentemente igual, tiene, a la vista del conocedor muy diversas alturas; es también distinto el tono y el largo de las hojas, el grosor de las cañas.
Si nos acercamos aun más, las espigas o la cubierta de las mazorcas, también difieren, y si finalmente nos sentamos en alguna población campesina a conversar mientras se desgrana el maíz, podemos admirar la amplia gama de colores de los granos de la mazorca, sus formas.
Las mujeres de la comunidad saben además, cuáles de esos granos sirven para hacer buenas tortillas que tengan la correa adecuada para que no se rompan al envolver la infinita cantidad de preparaciones que puede contener un taco. Conoce los que le han servido bien para hacer pinole, los que revientan para hacer palomitas, y los mejores para el atole diario, pero también para el atole ceremonial.
El hombre de la casa ha sembrado otros maíces de acuerdo con sus propias necesidades: unos cuyas mazorcas tiene hojas abundantes, le serán útiles como forraje; otros prosperan allá en un declive donde se junta el agua cuando llueve; otros más que resisten mejor los gorgojos durante el almacenamiento.
La domesticación de esta planta con su extraordinaria riqueza genética, resultado de milenios de trabajo botánico y campesino que se renueva en cada cosecha a lo largo y ancho del territorio nacional, hizo posible el surgimiento de numerosas culturas, incluso más allá de nuestras fronteras, que hoy siguen asombrando por sus avances al mundo: maya, totonaca, zapoteca, olmeca, mexica, purépecha, por citar algunas.
Mesoamérica, junto con China y Mesopotamia está considerada como centro de irradiación cultural, y la cultura nace del cultivo o cultura del campo. Son los hombres y mujeres campesinos, quienes han dado origen a las grandes civilizaciones de la humanidad. Cada uno de estos centros culturales se identifican con un cereal: arroz, trigo, maíz en nuestro caso.
Y este maíz tiene cualidades que lo hacen único: de un grano sembrado se obtiene una y a veces dos mazorcas con 200 semillas y más. A lo largo del año se logran hasta dos cosechas; antes se obtenían incluso hasta tres. En relación con el agua que requiere, la Organización de las Naciones Unidas para Agricultura y la Alimentación sostiene que para producir un kilo de trigo hacen falta 1 200 litros de agua, para un kilo de arroz son necesarios 2 700 litros; para obtener un kilo de maíz, tan solo 450 litros de agua, líquido que sabemos, es cada vez más escaso. Seguramente hay maíces especializados para las zonas semiráridas de nuestro país, que requieran aun menos.
Con estas características no extraña que la población de China se haya duplicado en el siglo XVII con la llegada del maíz, o que este grano haya salvado del hambre a los campesinos del sur de Italia o del norte de España en esa misma época.
Otra aportación tecnológica de nuestros antepasados fue la nixtamalización. Este proceso enriquece notablemente las cualidades nutritivas del maíz y lo hace aun más versátil en cuanto a sus posibilidades culinarias. El maíz, base de las cocinas tradicionales de México, lo mismo se come crudo cuando es jilote, que hervido o tatemado cuando es elote, y en tlaxcales cuando está camahua o casi maduro. También se consume en las muchas variedades de preparaciones a partir de la masa de maíz; muchas de ellas implican conocimientos milenarios.
La milpa, un sistema de cultivo considerado como sustentable generado por nuestros abuelos, acrecienta aun más las posibilidades alimenticias de los mexicanos.
Con razón estos granos blancos, amarillos, opacos o cristalinos, guindas, negros, azules, jaspeados, terminados en punta aguda o chatos, grandes o pequeños, tienen carácter sagrado.
Alrededor del ciclo agrícola del maíz se desarrolla el calendario festivo de centenas de comunidades en México: elegir la parcela para sembrar la milpa, pedir a la divinidad que envíe la lluvia, sembrar los primeros granos, recoger los primeros frutos y finalmente cosecharlos y agradecerlos, lo que coincide con los días de Muertos, es motivo de expresiones culturales que se vinculan con la música, la danza, el trabajo en papel, las piezas de barro, las portadas de flores y semillas, representaciones colectivas, así como otras muestras del arte popular.
Estas celebraciones presentes en las comunidades de nuestro país, nos recuerdan que la tierra el sol y el agua hacen posible al maíz. Y que el hombre necesita tanto al maíz, como esta planta requiere del hombre para vivir. El maíz es un producto cultural creado por el hombre, cuya vida existe gracias al maíz.
Y también consolidan la identidad y el sentido de pertenencia, refuerzan los lazos sociales, permiten la unión, la comunidad.
Pero esta riqueza biológica y cultural que ha salvado de más hambre y más miseria a México, y que ha sido y puede ser aun más, un instrumento para mitigar el hambre en el mundo, sobre todo bajo las condiciones que se ven en el futuro cercano: falta de agua, pérdida de bosques y selvas, cambios en las temperaturas y demás, está seriamente amenazada.
Un campesino, un indígena no ve al maíz como una mercancía. Es su aliado. No ocurre así para quienes empezaron a sembrar maíz en grandes extensiones: Illinois, Iowa, Ohio, para usarlo como forraje para el ganado. Su visión es hacer dinero pronto y fácil, aunque se haga trabajar a la tierra hasta agotarla. Para eso están los agroquímicos que la refuerzan para luego dejarla exhausta, inservible, además de contaminar el agua subterránea, los ríos y los mares.
Ahora quieren maíz para producir etanol. Tan contaminante como el petróleo, dice el doctor Mario Molina, pero que además llevaría a cambiar la vocación de la tierra en otros países y a acabar con el agua, tan escasa ya, y con las selvas húmedas indispensables para el equilibrio ecológico.
Para tener maíz en abundancia, dicen las compañías de biotecnología, ahora hay que modificar genéticamente a las semillas. Se ha dicho que ir contra los transgénicos es quedarse en el pasado. Se puede afirmar que optar los maíces genéticamente modificados actuales, es elegir una ruta que en Estados Unidos se ha descartado: son obsoletos y corresponden a una tecnología imprecisa, insuficiente y burda, cuyos efectos no han sido suficientemente estudiados. Además no aumentan la productividad ni resuelven los problemas agrícolas propios de México.
Los campesinos seleccionan sus semillas, las intercambian y aun las trasladan hasta lugares distantes. Han logrado así respuesta a necesidades infinitamente más amplias que las que ofrecen los maíces genéticamente modificados actuales.
Es grave, además, que estas compañías de biotecnología Monsanto, Pioneer y Dow AgroSciences, usen como punto de partida el maíz, que es una planta derivada del trabajo genético de los indios mesoamericanos, renovado continuamente por los indígenas y campesinos de este país. Si se permitiera la siembra a cielo abierto de maíz transgénico, la contaminación de nuestros maíces criollos al ser polinizados por sus maíces, sería irremediable.
A partir de ese momento estaría en riesgo una riqueza genética de origen milenario y las demandas a los campesinos por “robarse” las patentes de las nuevas semillas, no se harían esperar. Así se habría privatizado el conocimiento generado, según cálculos del doctor Antonio Turrent, por más de 300 generaciones de biólogos y campesinos que nos heredaron de manera generosa una gran riqueza genética.
Esto significaría usar divisas para adquirir los paquetes agrícolas, incremento del uso de agroquímicos, la cancelación de la posibilidad de que México amplíe el mercado de productos orgánicos, cada vez más apreciados en los mercados internacionales, la pérdida de la autonomía de millones de campesinos, la pérdida de soberanía alimentaria y finalmente la imposibilidad de tomar decisiones propias, pues un país que no tiene resuelta su alimentación no es dueño de su destino.
La apertura indiscriminada a las importaciones, que culminaría, salvo que todos los hombres y mujeres con conciencia en este país lo impidamos, con la apertura a la importación sin aranceles del maíz y del frijol, en 2008, puede significar, como escribe Armando Bartra, más hambre y éxodo para millones de mexicanos; seremos dependientes a tal grado, que nos venderemos por un plato de frijoles o por una tortilla.
El abandono del campo (3.4 millones de personas salieron del país tan solo en el sexenio pasado), implica una grave pérdida en todos sentidos. No sólo se van nuestros hermanos, sino que su salida imposibilita que se continúen transmitiendo conocimientos atesorados por milenios, de generación en generación. También se van con ellos prácticas culturales ancestrales que son riqueza nuestra y de la humanidad.
Para que esta riqueza continúe multiplicándose en beneficio de México y la humanidad, es indispensable que se conserven las variedades criollas. Hay que asegurar los acervos nativos y naturales de este cultivo tanto de criollos de maíz, como de poblaciones silvestres de teocintle in situ, esto es, en el entorno natural que les corresponde y no sólo en los bancos de germoplasma.
Hace dos décadas Guillermo Bonfil afirmó que el maíz es fundamento de la cultura popular mexicana y advirtió que la “sustitución de ese cereal por otros alimentos causaría una crisis total en la vida del país, porque el consumo de ese grano está acompañado de un enorme, inconmesurable conocimiento popular.” Considera que la posibilidad de que esto ocurriera “obligaría a modificar, hasta el rompimiento, una cultura milenaria.”
Es pues urgente apoyar mediante la legislación adecuada y la presión social, a los indígenas y campesinos que continúan sembrando su milpa a la manera tradicional, porque eso les permite autosuficiencia y una alimentación más rica. Aquí se trata de que coman los más, no de que unos cuantos acumulen riqueza.
Disponer de tortillas de maíz de buena calidad, nixtamalizado a la manera tradicional y a buen precio, debe ser un derecho inalienable de todos los mexicanos.
Hay que atender además el Informe “Maíz y biodiversidad: los efectos del maíz transgénico en México. Conclusiones y recomendaciones” elaborados para la Comisión para la Cooperación Ambiental de América del Norte que a la letra dice: “En tanto no se realicen investigaciones y evaluaciones adecuadas sobre riesgos y beneficios de los efectos del flujo de genes de maíz transgénicos hacia razas locales y teocintle, y se difunda mayor información entre los campesinos y las comunidades rurales, deberá seguirse aplicando la actual moratoria a la siembra comercial de maíz transgénico en México.” Las conclusiones de Comisión Nacional para la Biodiversidad, firmadas por el doctor José Sarukhán, están planteadas en términos similares.
México es sin duda, centro de origen y diversidad del maíz. En palabras de los doctores Elena Álvarez Buylla y Daniel Píñero, el Régimen de Protección Especial de Maíz debe ser prioridad nacional y construirse con la opinión de las comunidades rurales e indígenas y con la participación de académicos, científicos, consumidores, productores y los diferentes niveles de gobierno.
México está obligado, además, a cumplir con los convenios internacionales que ha firmado: el Protocolo de Bioseguridad de Cartagena y el Convenio sobre la Diversidad Biológica ratificado por México y Canadá.
En México un plan de gobierno, un proyecto de nación, debe asegurar en primera instancia la alimentación de su pueblo, pues es condición indispensable para la vida. Esto conlleva la protección de los recursos naturales y del maíz, así como generar las condiciones que permitan a los pequeños y medianos campesinos, preservar y mejorar sus prácticas agrícolas tradicionales y obtener lo necesario a partir de su trabajo. Las políticas unitarias de todas las instancias involucradas son indispensables.
Habrá que tomar las medidas necesarias para proteger y reconocer los conocimientos científicos y tecnológicos indígenas acumulados por milenios, que hicieron posible el maíz, así como los esfuerzos de los campesinos actuales para conservar y renovar esta sabiduría. Considero necesario entre otras acciones, registrar y proteger para las comunidades indígenas el germoplasma de los maíces criollos y los conocimientos tradicionales, así como promover que el maíz y las expresiones culturales que involucra, se inscriban tan pronto como sea posible, en la Lista de Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
Hagamos que durante 2007, el maíz esté, en el más amplio sentido, en boca de todos. Que se unan el campo y la ciudad. Es indispensable que la producción y las cuotas de importación y las exportaciones de maíz y frijol, queden exclusivamente en manos de los mexicanos, sean reguladas por el Estado y estén por encima de los tratados comerciales internacionales. Aun países capitalistas como Japón, determinan de manera prioritaria y autónoma la protección de sus alimentos básicos.
Más allá de los discursos, el maíz debe ser considerado asunto de seguridad nacional y elemento fundamental de nuestra soberanía alimentaria.

Cristina Barros

6 comentarios:

arturo dijo...

Este documento es interesantisimo ya que efectivamente nosotros los mexicanos podriamos decir que somos hijos del maíz ya que en nuestro pais es donde hay mas especies de maiz de diferentes colores y tamaños y tambien hay que tomar en cuenta que el maiz no debe ser procesado para obtener una fuente de nergia por que asi natural ya es una fuente de energia para lo sweres humanos y hay que protejerlo por que este alimento nos podria sacar de muchos apuros y pienso que el gobierno de nuestro pais deberia invertir mucho mas dinero para promover la agricultura de este rercurso y no dejarlo perder y tambien que hay que cuidar la tierra para que no se erosione y que de inservible

odaymis karen dijo...

Me parece que los mexicanos nos apoyemos unos a otros ya que si nosotros no lo hacemos nadie lo hara por favor hay que apoyar a nuestros campesinos que nos dan las bases para comer, ya que sin ellos no sabriamos el como se siembra y no conocieramos estos alimentos tan ricos y nutritivos, realmente hay que conocer y llevar a cabo el sembrar que es muy dificil hacerlo y hacer uqe este de frutos asi que el sudor de la frente de estos campesinos vale la pena.

DANNY dijo...

QUE HERMOSO ES NUETRO PAÌS HABLANDO CULTURALMENTE, YO HE TENIDO MUCHOS VIAJES A CARRETERA Y DE VERDAD QUE ES IMPACTANTE NUESTRA BIODIVERSIDAD.
QUE LÀSTIMA QUE ESTEMOS PERDIENDO TODO ESTO EN LUCHAS ESTÙPIDAS DE PODER.
YO CREO QUE HAY UNA SOLUCIÒN Y SERÌA DEJAR A LA NATURALEZA EN PAZ Y CONFÌO EN QUE ALGN DÌA ELLA SABRÀ QUE HACER, PERO TAL VEZ YA NO ESTEMOS AQUÌ PARA VERLO...
DANYELA 413

Nayeli dijo...

NAYELI:
GRUPO: 431
BUENO EN ESTE ARTICULO SE MENCIONA LA GRAN IMPORTANCIA QUE TIENE EN MAIZ YA QUE DESDE NUESTROS ANTEPASADOS EL MAIZ FORMO Y A FORMADO PARTE INDISPENSABLE PARA LA ALIMENTACION, SOMOS MUY AFORTUNADOS POR QUE TENEMOS UNA GRAN VARIEDAD DE MAIZ. ASI POR ESO NUESTRA CULTURA ES MUY RICA.

EN CUANTO AL PROBLEMA QUE ESTAMOS VIVIENDO POR ESTE PRODUCTO QUE LA NATURALEZA NOS BRINDA POR MEDIO DE LA AGRICULTURA Y GRACIAS A LOS CAMPESINOS QUE CUIDAN DE EL PARA QUE TENGAN UN GRAN CRECIMIENTO.

PERO ESTADOS UNIDOS ESTA HACIENDO LO POSIBLE POR QUITARNOS ESO QUE NUESTROS ANTEPASADOS NOS DEJARON Y QUE NOS PERTENECE, INTRODUCIENDO SU MAÍZ TRANSGÉNICO EN PARTE ESTOY DE ACUERDO CON ESTO YA QUE EVITA TENER ENFERMEDADES ALTERANDO LOS GENES DEL PRODUCTO, PERO CREO QUE NOS AFECTA MAS CONSUMIR ALIMENTOS TRANSGENICOS YA QUE LAS EMPRESAS QUE TRATAN ESTO COMO LA "MONSANTO" INTRODUCEN ELEMENTOS SEGUN PARA MEJORAR EL PRODUCTO PERO NO SE DAN CUENTA DEL GRAN DAÑO QUE CAUSAN. LEI EN UNA REVISTA QUE ESTA EMPRESA NO SOLO INTRODUCE TRANSGENICOS AL MAÍZ SINO QUE TAMBIEN LO HACEN CON LA PRODUCCION DE LECHE, ESTO A TRAVES DE INYECTARLES UNA HORMONA A LAS VACAS PARA QUE LA LECHE SEA MEJOR PERO LOS RESULTADOS SON QUE LA LECHE QUE SE EXPORTA Y LLEGA A LA MESA DE LAS FAMILIAS ES DAÑINA YA QUE OCASIONA MUCHISIMAS ENFERNMEDADES.

POR ESO ES MEJOR CONSERVAR LO QUE TENEMOS SIN UTILIZAR QUIMICOS, COMO LOS TRANSGENICOS SEGUN PARA MEJORAR EL PRODUCTO PERO ESTO LO ALTERA MAS Y OCASIONA GRAVES PROBLEMAS A LAS PERSONAS QUE CONSUMEN ESTO.

norma 431 dijo...

Yo estoy de acuerdo con mis compañeros, nuestra cultura es maravillosa pero no sabemos apreciarla y es desperdiciado estupidamente, y siendo el maíz tan fundamental para los mexicanos, teniendo algo tan valioso, si se trabajara como es devido este país no tendrian que imigrar muchos mexicanos

Emmanuel dijo...

El problema del monocultivo que esta experimentando los Estados Unidos es algo desastroso para la economía principalmente de los agricultores. Este es un problema que esta afectando también a México. Con la entrada de los productos patentados de Monsanto, nuestro patrimonio y el de todo el mundo se esta viendo amenazado por una sola empresa. Su sed de poder de Monsanto lo ha llevado a los límites; como se ven las cosas, quiere ser dueño de toda la vida en el planeta pues no solo le ha bastado con patentar el gen del maíz nativo sino que, a finales de la década pasada, intento patentar un gen humano, eso ya es tener poca... No es posible que se juegue con la vida de los humanos como si fuera algo insignificante. Lo bueno de esto es que la gente ya esta entrando en razón y cada ves son más las personas que están en contra del consumo de alimentos genéticamente modificados. Unámonos a la lucha y echemos fuera a las empresas transnacionales que afectan la economía del país y la salud de nosotros como personas. No debemos caer en la mentira que nos dicen de que este es un gran paso para combatir el hambre mundial si son estas mismas técnicas las que están dejando estéril el campo y por consiguiente, cada ves más campesinos que usan los productos de esta empresa están abandonado sus tierras en busca de nuevas oportunidades lejos de su lugar de origen.