lunes, 24 de marzo de 2008

CONTENIDO DEL BLOGGER SOBRE EXPROPIACIÓN PETROLERA:

1.- Programa "Plaza Pública", que dirige Miguel Ángel Granados Chapa por Radio Universidad, el 18 de marzo de 08:30 a 9:30 horas, trató sobre la Expropiación Petrolera.
Consulta: http://www.radiounam.unam.mx/htm/plaza.htm

Para escucharlo, has click en la imagen del presidente Lázaro Cárdenas.

2.- Museo de la Revolución, presenta exposición: PETRÓLEO SANGRIENTO. Se anexan comentarios de KARLA COVARRUBIAS.

3.- Programa del canal 22 de televisión: “EL ROTATIVO. El primer periódico para la televisión”. Su emisión del 18 de marzo, trata diversos aspectos de la Expropiación Petrolera. Consulta:
http://www.noticias.canal22.org.mx/producciones/rotativo/index.html

4.- Artículo del Periódico Reforma, del 3 de marzo de 2008, escrito por Lorenzo Meyer con el título: SETENTA AÑOS, referido a la Expropiación Petrolera.

5.- Periódico Reforma, artículo publicado el 18 de marzo, escrito por Miguel Ángel Granados Chapa, que aborda el tema del petróleo.

6.- Artículo de divulgación, escrito por la licenciada Luz María Acosta Rodríguez, con el título: “La Expropiación Petrolera: 1876-1938”.

7.- Periódico “La Jornada”, artículo publicado el 18 de febrero de 2008, escrito por Adolfo Gilly, con el título: “El petróleo, quién manda en México”. Consulta en:
http://www.jornada.unam.mx/2008/02/18/index.php?section=opinion&article=007a1pol

8.- Programa de Radio Universidad “Temas de Nuestra Historia”, que dirige Patricia Galeana, se trasmite los Viernes de 09:30 a 10:30 Horas. El día se trató sobre la Expropiación Petrolera, Consulta en:
http://www.radiounam.unam.mx/htm/temas.htm
Para escucharlo, has click en la imagen

IMPORTANCIA DEL BLOGGER

Abrí este Blogg para trabajar la última parte del curso de Historia de México II y agilizar la comunicación con los alumnos de los grupos 403, 413 y 431.
El tema de la semana del 24 al 30 de marzo, es:”LA EXPROPIACIÓN PETROLERA”.
Todos los documentos que se subieron al blogg tratan esa temática histórica, de gran trascendencia y actualidad.
Es propósito central en este curso, el aspecto didáctico moderno, por ello, se abordan los temas a través, de la diversificación de fuentes de información. Hoy, con el blogg, tendremos acceso, a: prensa, radio, cine, televisión y museo, además de la bibliografía señalada en el Programa de la materia.
Con la información que seleccioné de cada uno de los medios, el alumno formulará gráficos ilustrados: mapas conceptuales, mentales, semánticos; líneas del tiempo o frisos; cuadros sinópticos, gráficas estadísticas, mapas geohistóricos. Buscará imágenes y música.
En el aula, los equipos realizarán intercambio de información y en esa forma se construirá un aprendizaje histórico analítico y crítico, debidamente sustentado. El objetivo es relacionar la información y construir una nueva con carácter interdisciplinario y con enfoque medioambiental.
A partir de hoy, con este sistema, cada alumno estará en condiciones de consultar, copiar y trabajar por Internet siempre que lo requiera; dejará testimonio de que lo hizo, al escribir en cada documento un comentario; en ésta forma participará de la polémica, la reflexión y el análisis.
Las opiniones escritas, nos enriquecerán y en ellas podremos participar profesores y alumnos, tendremos la posibilidad de conocer y emitir nuestras reflexiones y aprendizajes, con todo lo cual, también se ampliará el dialogo académico.

Un miembro de cada equipo, subirá al blog el comentario que su equipo haga sobre cada documento.
La lectura y trabajo de los materiales completos serán abordados por cada equipo.
Profesora: Susana Huerta González

Petróleo: quién manda en México

Periódico La Jornada secc. Opinión pp 30. México D. F. a 18 de marzo de 2008. Adolfo Gally: Petróleo: quien manda en México.

http://www.jornada.unam.mx/2008/02/18/index.php?section=opinion&article=007a1pol

La nacionalización del petróleo fue decidida el 9 de marzo de 1938, caminando por los campos de Morelos, por dos generales del Ejército Mexicano formados en las batallas guerreras de la revolución y en las batallas jurídicas de la Constitución de 1917: Lázaro Cárdenas del Río y Francisco J. Múgica. De esa decisión fue informado el gabinete presidencial en la tarde del 18 de marzo, y la aprobó. Nadie sospechaba hasta la noche de ese día –ni las compañías petroleras ni sus gobiernos– la magnitud y los alcances de la medida expropiatoria.

El gobierno del general Cárdenas supo escoger el terreno del enfrentamiento con las compañías extranjeras y tomarlas por sorpresa. No planteó la nacionalización como cuestión de beneficios económicos o de derechos laborales, sino como un dilema sobre quién manda en México: el gobierno de la nación o los dueños del petróleo.

Se debe recordar, recordar bien, que el presidente Cárdenas decretó la nacionalización cuando las empresas petroleras se negaron a acatar un laudo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre el contrato colectivo con sus trabajadores. No era una argucia legal para tener el apoyo del movimiento obrero, que de antemano estaba asegurado. Fue utilizar lo que las empresas creían un incidente jurídico menor para plantear una cuestión de fondo: quién manda, quién decide sobre los cielos, el suelo y el subsuelo de este territorio que se llama República Mexicana, si un grupo de empresas extranjeras subsidiarias de sus gobiernos, que prestos salieron en defensa de ellas, o si los poderes del gobierno de la República elegido y apoyado por su pueblo.

Los tiempos son otros, los gobiernos mexicanos y su relación con el pueblo de esta República también. Pero ante la amenaza de privatizar Pemex en todo o en parte, con capital extranjero o nacional pero siempre capital privado –es decir, que en tanto capital no puede por definición responder al interés de la nación sino al suyo propio, si no dejaría de ser capital–, los fundamentos de la disputa deben plantearse sobre el mismo terreno: quién manda en México.

Es absurdo, para no usar palabras mayores, plantear la cuestión de Pemex como un problema económico o tecnológico, aunque hoy en ambos aspectos la situación de la empresa flaquee. Aceptar la discusión en ese terreno es perderla de antemano.

Por la contigüidad territorial con Estados Unidos, en México, más que en cualquier otra nación del continente, la propiedad estatal del petróleo es una cuestión geopolítica que hace al mando y a la soberanía sobre el territorio nacional. La continuidad del territorio y por ende del subsuelo de ambos países es marca indeleble en la historia mexicana. Hoy más que nunca Estados Unidos, su mando político en la Casa Blanca y su mando militar en el Pentágono, necesitan asegurar el petróleo mexicano como un componente indispensable de su estrategia militar global, tanto hacia los poderes que están al otro lado del Atlántico como hacia aquellos al otro lado del Pacífico.

Estados Unidos necesita –necesitó siempre– subordinar las fuerzas armadas mexicanas a sus fines estratégicos, a sus tecnologías, a su entrenamiento y a sus doctrinas militares y de seguridad, que son lo mismo. Hasta la Segunda Guerra Mundial no lo había logrado. Después vino el largo y paulatino cedimiento y por fin, desde Salinas de Gortari en adelante, las cesiones y concesiones en cascada.

Estados Unidos se ha propuesto, y en buena medida lo ha logrado, recorrer hasta el Canal de Panamá lo que considera su frontera geográfica de seguridad. El Plan Puebla-Panamá, como es bien sabido, es parte de esa vasta operación geopolítica, para la cual ha contado con la colaboración de los gobiernos mexicanos al menos desde Carlos Salinas hasta el presente. Pero no le basta recorrer de hecho esa frontera. Necesita la sumisión de los gobiernos nacionales de esos territorios y el control de sus recursos naturales y económicos –no la propiedad total, por supuesto, sí el control y la subordinación. Frente a las potencias asiáticas y a las potencias europeas, cualesquiera sean sus relaciones con ellas en cada momento, ésta es su zona de seguridad continental, su territorio amurallado. Esa doctrina no sólo no ha cambiado con la globalización. Por el contrario, se ha fortalecido con razones y exigencias nuevas, antes inexistentes.

Esa estrategia histórica de dominación y subordinación (que no de simple dependencia económica) tiene hoy componentes materiales e ideales que en conjunto conforman una renovada operación de ablandamiento de las resistencias nacionales mexicanas y latinoamericanas en nombre del libre comercio y la libre circulación de capitales (que no de personas, como debería ser el corolario).

Uno de esos componentes es haber logrado que el narcotráfico pasara a ser asumido por las autoridades mexicanas, ya no como una cuestión policial de primera importancia, que lo es, sino como una supuesta cuestión de seguridad nacional; mientras en modo alguno lo es tal para el ejército y el gobierno del país receptor y consumidor de la droga, Estados Unidos. Cualquiera sea su origen, una evidente operación de desestabilización política se esconde en los vericuetos y las guerras del narcotráfico, una buena parte de cuyos capitales y mandos, como diversos estudios lo han mostrado, están al otro lado de la frontera norte de México. En este contexto la Iniciativa Mérida es una de las varias facetas de la operación general de ablandamiento de las resistencias y las defensas de esta nación.

El 12 de febrero pasado Pedro Miguel escribía en estas páginas: “La Iniciativa Mérida es un acuerdo para que un gobierno incapaz de acabar con el trasiego de estupefacientes reciba asistencia de otro que tampoco puede o quiere erradicar el narcotráfico. [...] El hecho es que los gobernantes gringos no han podido o no han querido acabar con el narcotráfico. Con todos sus radares, sus satélites, tan precisos que pueden discernir a la distancia la marca de un bolígrafo; con sus aparatos de intercepción de conversaciones, sus sensores de infrarrojos, sus bases de datos y sus sistemas en tiempo real; con sus Hummers artillados con calibres de guerra, sus aviones espía, sus efectivos de la DEA, el FBI, y la Migra, sus marines, sus boinas verdes, sus rangers, sus mercenarios, sus portaviones, sus guardacostas, sus cárceles concesionadas a empresas de excelencia y su sistema judicial que presumen como si fuera eficiente y bueno, los centenares de toneladas de cocaína siguen fluyendo sin problemas hacia las fosas nasales de los consumidores”.

Aparte de los grandes intereses económicos involucrados en la industria de la droga, la estrategia del llamado combate al narcotráfico asume los rasgos de una redición de lo sucedido en Colombia, con las funestas consecuencias allá registradas para la soberanía nacional y la democracia. En un mundo de estados nacionales como en el que vivimos pese a todas las teorizaciones acerca de la disolución o el desvanecimiento de dichos estados, pocas cosas convienen tanto a las ambiciones de dominación de un vecino poderoso sobre uno de esos estados como el que las fuerzas armadas de tal nación se vean envueltas en tareas policiales –y además, en tareas de represión contra su propio pueblo, llámese éste Chiapas, Guerrero o Oaxaca.

¿Es que este cuento va a proseguir? ¿Es que se va a insistir en discutir la cuestión de Pemex y del petróleo como un problema exclusivo de recursos económicos y tecnológicos? ¿Es que no es evidente la operación de dominación emprendida sobre México –y su timing preciso– por una nación hoy desequilibrada por su propio poderío y por la ineptitud patológica de sus actuales gobernantes junto a la desmesura de sus obsesiones y ambiciones? ¿Es que no se ve el peligro que significa hoy, precisamente hoy, la dinámica geopolítica de ese país vecino?

¿Y las ambiciones de privatizar Pemex, de un modo u otro, en todo o en parte, con uno u otro subterfugio legal, con capital nacional o extranjero, nada tienen que ver con esa situación?

Es además insensato, absolutamente insensato, entrar a discutir y resolver con inusitada premura una cuestión vital de soberanía y geopolítica de la nación mexicana precisamente en los momentos en que ese vecino, Estados Unidos, componente ineludible de las decisiones sobre dicha cuestión, está envuelto en su controvertido y cercano cambio de gobierno; atrapado militarmente en Irak y Afganistán; desbalanceado por las crisis de su economía; y habiendo descubierto por fin que la globalización no significa su dominación mundial indiscutida, sino también el ascenso de las ambiciones y los desafíos de las grandes potencias de Europa y de Asia.
Es preciso cambiar de raíz el terreno y los tiempos de la cuestión petrolera mexicana. No es sino en segundo nivel una de financiamiento y tecnología. Tanto lo han dicho que fatiga repetirlo: si se modifica el régimen impositivo que succiona todos los recursos de Pemex y le impide financiar su crecimiento tecnológico, la empresa petrolera nacional tiene amplio campo de afirmación, exploración y crecimiento. Ese régimen por el cual Pemex es el sostén principal del presupuesto del Estado tiene un solo beneficiario: el capital privado. Gracias a Pemex, los niveles impositivos sobre los capitales privados están entre los más bajos que hoy existan. No es verdad que si se permite a Pemex capitalizarse no habría recursos en el presupuesto para los rubros de salud, educación, infraestructura y otros. Esto es chantaje puro. Esos recursos deben salir de los impuestos normales a las ganancias del capital, terminando con la condición de semiparaíso fiscal que se le ha impuesto al territorio nacional. Tampoco es verdad que habría fuga de capitales. Demasiado codiciado para la inversión es este país, por razones similares a las que lo hacen codiciable para las ambiciones de la nación del Norte.

El debate y las decisiones sobre el estatuto jurídico de Pemex y los recursos para su eficiencia y su modernización tienen que partir de esta plataforma. No es una cuestión ante todo económica y técnica. Es una cuestión de geopolítica y de soberanía nacional: quién manda en México.

En caso contrario, el gobierno nacional –y gobierno son los tres poderes, no sólo el Ejecutivo– se vería colocado en la paradójica situación de cumplir con la consigna zapatista: mandar obedeciendo. Pero obedeciendo al mando establecido en el Pentágono, la Casa Blanca y Wall Street, dueños una vez más, por sí mismos o por interpósitos capitales privados mexicanos, del control de los recursos petroleros de la República Mexicana.

viernes, 21 de marzo de 2008

Expropiación Petrolera

VISITAR LA EXPOSICIÓN SOBRE LA HISTORIA DEL PETRÓLEO EN MÉXICO EN EL MUSEO NACIONAL DE LA REVOLUCIÓN.

TEMA: Petróleo sangriento.

Karla Covarrubias

DISTRITO FEDERAL, México, 19/03 (N22).- Hace 70 años que México es dueño de su petróleo. Pero durante otros tantos, desde el régimen de Porfirio Díaz, inversionistas ingleses y norteamericanos hicieron grandes fortunas a partir de un recurso ajeno y a pesar de la ley.

"Para el año de 1921, México era el primer exportador de petróleo en el mundo. El único problema es que nada era para el país", aseguró Olivia Norman, directora del Museo Nacional de la Revolución, durante la inauguración de El petróleo en México 1900-1938.

Se trata de un recorrido por la historia de esta hidrocarburo en el país, desde 1863, año en que se descubre el primer yacimiento en una mina tabasqueña, hasta 1938, fecha en que el presidente Lázaro Cárdenas comienza la expropiación de la industria petrolera, pasando por momentos como la creación de la primera empresa petrolera en México, PETROMEX (el antecedente directo de PEMEX) y la expedición de las primeras leyes sobre este recurso. En esta ocasión la visita guiada fue ofrecida por el museógrafo Carlos Relión.

La muestra consta de dos partes: una revisión de la historia del petróleo que se presenta en la explanada, y una exposición didáctica que se muestra al interior del Museo de la Revolución, con fotografías, documentos y planos que intentan ofrecer una idea del contexto en que se da la expropiación petrolera, a partir de una "valiente" decisión de Cárdenas, como la define Guadalupe Lozada, Coordinadora del Patrimonio artístico, histórico y cultural de la Secretaría de Cultura.

Para la primera década del siglo XX, la maquinaria pesada, las enormes torres de madera y los tanques de almacenamiento cubrieron el paisaje de sitios como Veracruz, Tabasco y Tamaulipas, estados donde los inversionistas entraron en busca de la fortuna petrolera.

"Lo que no pudo resolverse en el periodo revolucionario y después con Obregón y Calles fue esta situación de que las compañías no estaban dispuestas a perder las ganancias que habían obtenido", explicó Norman.

En busca de una mayor ganancia, las grandes corporaciones pasaron sobre los derechos laborales de los trabajadores, quebrantaron artículos como el 27 (publicado en 1917 para la protección de propiedades de tierras y aguas) y retaron al Estado nacional.

Esta situación llegó a su fin el 18 de marzo de 1938, el momento culminante de un proceso histórico que fortaleció la independencia económica de México. Norman asegura que "cuando uno revisa esta exposición se da cuenta por qué se dio la expropiación petrolera."

Asimismo comenta que, desde una visión histórica, "si se revisa el pasado, entregar el petróleo a compañías extranjeras es como regresar el tiempo. La gente no lo puede aceptar. Es algo que costó mucho trabajo. Los mexicanos hicieron un gran esfuerzo para pagar las deudas adquiridas, y además las mismas compañías hicieron boicot para que Pemex no funcionara en los primeros años. Es lo mismo que está sucediendo. Hay fotos maravillosas del 19 de marzo donde la gente hace colas interminables en Bellas Artes para regalar sus gallinas y cualquier cosa que tenían en la casa. Es demasiado duro decir volvemos a abrir."
El Museo Nacional de la Revolución se ubica en la Plaza de la República s/ n, Col. Tabacalera. El petróleo en México 1900-1938 permanecerá abierta al público hasta el 6 de julio del presente año, en horario de 9:00 AM a 5:00 PM, de martes a domingo. La entrada es gratuita.

EL ROTATIVO el primer periódico para la televisión

CANAL 22. Martes 11 de la noche, jueves (repetición) 12:30 am

Con un formato innovador, contenidos de calidad y un equipo de periodistas destacados en diversos medios informativos, nace el primer periódico para la televisión, El Rotativo. Bajo la conducción de Jacaranda Correa este programa de información y entretenimiento cultural presenta una estructura fresca y novedosa con el uso de nuevas tecnologías. Bajo el mismo esquema de un periódico impreso, esta emisión cuenta con diversas secciones: la nota de 8 (el reportaje de fondo) economía y finanzas, arte y cultura, deportes, editorial, caricatura, internacional, ciencia, ecología y aviso de ocasión. Sin embargo a diferencia de un diario, este periódico televisivo es monográfico, es decir un mismo tema es abordado desde los diferentes puntos de vista de cada sección.

El martes,18 DE MARZO DE 2008, el tema es: PETROLEROS.

LA DE OCHO.- Juan Alberto Cedillo.

SÍNTESIS: Una amplia consulta de documentos desclasificados de los servicios estadounidenses de inteligencia permite comprobar que en 1938 Lázaro Cárdenas decidió vender petróleo a la Alemania nazi. Esto pone en entredicho la explicación oficial de que submarinos alemanes hundieron los buques mexicanos Faja de Oro y El Potrero de Llano, y refuerza, en cambio, la versión de que fueron hundidos por los torpedos de submarinos estadounidenses para obligar al gobierno de México a abandonar su pretendida neutralidad ante la guerra. En esta historia se cuentan, en última instancia, las intrigas, romances y actividades subrepticias de los espías nazis desplegados por Hitler en México para asegurar el abastecimiento de petróleo mexicano, que consideraba vital para su fuerza aérea, la Luftwaffe.

ARTÍCULO COMPLETO: LOS NAZIS Y EL PETRÓLEO MEXICANO

Cárdenas vendió el crudo a los nazis para librarse del bloqueo. La venta prosiguió subrepticiamente

DISTRITO FEDERAL, México, 11/03 (N22).- En 1938, Lázaro Cárdenas planeó la nacionalización de las petroleras extranjeras cuando éstas se negaron a cumplir un laudo laboral que las obligaba a indemnizar a sus trabajadores tras una huelga. Hoy, una amplia consulta de documentos desclasificados de los servicios estadounidenses de inteligencia permite comprobar que, frente al riesgo de un boicot por parte de dichas empresas inglesas, holandesas y estadounidenses, el entonces presidente mexicano decidió vender petróleo a la Alemania nazi.

Según el historiador Lorenzo Meyer, “el general Cárdenas tenía, además de su visión del mundo, que defender intereses concretos, y la nacionalización era el interés nacional más importante por definición en ese momento, y había que defenderlo a como diera lugar…

”En dichos documentos desclasificados, los agentes de inteligencia norteamericanos reportaron que en febrero de 1938 el poderoso líder sindical estadounidense John Lewis telefoneó a Alejandro Carrillo Marcor, brazo derecho de Cárdenas, para promover la compra de petróleo por cuenta de Hitler y Mussolini… Le aseguró que el magnate William Rhodes Davis estaba dispuesto a comprar crudo para romper el boicot.

“Lo que hace el general Cárdenas, primero, es ofrecerle el petróleo a Estados Unidos y luego a Europa occidental, pero ellos se sentían afectados, y la estrategia es entonces estrangular a Pemex al momento de nacer, estrangularlo en la cuna”, recordó Meyer.

El Führer consideraba que la Luftwaffe, su fuerza aérea, era clave para conquistar Europa, y que el combustible utilizado los primeros años de la guerra provenía de México. No podía darse el lujo de perder el abastecimiento.

“El señor Davis, que es el intermediario entre México y Alemania, también envía petróleo norteamericano. México no es un gran productor, entonces, si no lo hubieran conseguido de México, lo hubieran conseguido de Estados Unidos, pero a Alemania le interesó conseguirlo de México porque no tenía que pagarlo en dólares.

”En mayo de 1939, Cárdenas suspendió temporalmente la venta de crudo a Alemania. Hitler intentó revertir la decisión, proponiendo al gobierno mexicano que, si continuaba con el abastecimiento, a cambio pediría a Inglaterra cancelar la deuda de los bienes petroleros expropiados a la empresa El Águila. Cárdenas rechazó el ofrecimiento.

Los servicios de inteligencia nazis enviaron entonces a la espía Hilda Kruger, quien se infiltró entre la nueva clase política del entrante gobierno de Manuel Ávila Camacho. La bella actriz, ex amante del ministro de propaganda nazi Joseph Goebbels y probablemente de Hitler, llegó a la ciudad de México a principios de 1941 y mantuvo romances con encumbrados funcionarios, incluidos los secretarios de Gobernación, Miguel Alemán, y de Hacienda, Mario Ramón Beteta; el canciller Ezequiel Padilla y el general Juan A. Almazán.

“Toda la política que lleva Ávila Camacho una vez que estalla la guerra y que entra Estados Unidos, es la de centralizar la propaganda para convencer a la población mexicana de que nuestro interés y obligación no es con el Eje, sino con sus adversarios… El que Maximino Ávila Camacho (hermano de Manuel) haya tenido coqueteos sobre todo con Franco… Tenía muy buena relación con él, pero Manuel Ávila Camacho, a la hora de poner al general Cárdenas a cargo de la gran zona militar del Pacífico (que es medio México) y luego hacerlo Secretario de Defensa… ¿Dígame dónde está la colaboración con el Eje?

”A finales de 1941, Ávila Camacho rompió relaciones con Japón, Alemania e Italia. Sin embargo, el petróleo mexicano siguió fluyendo hacia las naciones fascistas, gracias a William Rhodes Davis, quien con su empresa, la Davis Oil, formó una “fraternidad” de petroleras estadounidenses con la Standard Oil, la Texas Oil of Arizona y la del millonario Jean Paul Getty… México fue pieza estratégica para las actividades clandestinas de aquella “fraternidad”.

Conocer ahora la extensa red internacional que vendía subrepticiamente petróleo mexicano al Tercer Reich pone en entredicho la versión oficial de que submarinos alemanes hundieron los buques mexicanos Faja de Oro y El Potrero de Llano, y refuerza, en cambio, una versión que se propagó en la época: que los barcos mexicanos fueron torpedeados por submarinos estadounidenses, para obligar al gobierno de México a abandonar su pretendida neutralidad ante la guerra.

ROTAVIRUS:

CANCIÓN: Petroleum Song

Por Pedro Kóminik

(Kurt Weill, Carlos Pascual)

Soy Johnny y soy muy feliz
cuando viajo con mi veliz.
Conozco Inglaterra, conozco París,
y hoy llegué a este gran país.
En México me encontré
muchas playas en las que jugué.
Les quiero enseñar lo que hoy saqué:
¡Shell! ¡Shell! ¡Shell!

Linda almejita suerte me das,
quiero a mi lado tenerte.
Si yo tuviera como tú dos más
¡sería tan feliz!
Sería el Señor de la Suerte.

Y sigo escarbando sin cesar
para ver si te puedo hallar,
¡Oh, linda almejita, sal sin tardar!
no me hagas desesperar.
De pronto, algo sucedió,
fue negro aquello que salió.
Un líquido negro mi almeja manchó.
¡Shell! ¡Shell! ¡Shell!

Linda almejita muy sucia estás.
Pobre almejita, bonita.
Mas de repente, ¡hubo una explosión!
y como un ciclón,
brotó una muy negra fuente.

ECONOMÍA Y FINANZAS:

Profunda alternativa.- Cantarell se agota, y Pemex se colapsa por el sindicato y los funcionarios corruptos

Por Roberto Aguilar

SÍNTESIS.- México es el sexto productor mundial de petróleo; sin embargo, en la última década sus reservas cayeron 20%, esfumándose con ello la posibilidad de seguir captando recursos por exportación del hidrocarburo. Una de las opciones para revertir este panorama exige que Pemex explote los yacimientos marinos del Golfo de México. El problema es que carece de financiamiento para ello. Entre sus posibilidades está aliarse con empresas privadas, lo cual ha desatado una polémica entre partidos políticos. El PRD, por ejemplo, asegura que el gobierno quiere privatizar Pemex.

ARTÍCULO COMPLETO:

México es el sexto productor mundial de petróleo, pero en la última década sus reservas cayeron 20%, debido al agotamiento paulatino de yacimientos como el Cantarell, en Campeche, que aporta cerca del 60% de la producción nacional, así como por la falta de inversión para explorar y explotar nuevas vetas. Cada día nuestro país produce menos petróleo, esfumándose con ello la posibilidad de seguir captando recursos por exportación del hidrocarburo.

“Cantarell es un manto inmenso, el segundo más grande del mundo, que nos permitió convertirnos en una potencia exportadora -antes no lo éramos-, pero Cantarell se empezó a agotar a partir de 2004 y ha ido perdiendo mucha de su producción; en 2004 produjo 2.2 millones de barriles en su punto más alto y en diciembre pasado produjo 1.2 millones de barriles; ya perdió un millón y va a perder lo que resta en los próximos tres años. Entonces México dejará de exportar crudo, ese es el problema más importante que tenemos”, explicó Macario Schettino, analista económico y profesor del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).

Una de las opciones para revertir este panorama exige que Pemex explote los yacimientos marinos del Golfo de México, donde podría haber unos 30 mil millones de barriles de crudo, es decir, 60% de las reservas mexicanas a enero de 2008. El gran problema es que carece de financiamiento para ello. Entre sus posibilidades está aliarse con empresas privadas o buscar esquemas financieros, como vender acciones neutras, siguiendo el camino de Brasil y China.

“Podemos saber más o menos cuál es el costo, porque Brasil descubrió un manto parecido al que nosotros tenemos en aguas profundas; ellos descubrieron un manto que se llama Tupí, enfrente de Río de Janeiro, a 100 kilómetros, y en el mar está a cuatro kilómetros de profundidad, y ellos estiman que les va a costar 100 mil millones de dólares desarrollar ese manto en los próximos cuatro años y empezarían a producir crudo hacia 2012 o 2013; esto significa que a nosotros nos costaría más o menos lo mismo, esos son 25 mil millones de dólares por año que hay que invertir. Pemex está invirtiendo hoy para mantener la producción y desarrollar las zonas cercanas a Cantarell 15 mil millones de dólares cada año, entonces necesitaríamos invertir los 15 de ahorita más 25 adicionales, son 40 mil millones de dólares. Pemex exporta 36 mil, es decir, ni con todas las exportaciones de Pemex completas alcanzarías a financiar esto”, agregó Schettino.

La posibilidad de capitales privados en áreas exclusivas de Pemex, como la extracción, desató una aguda polémica entre partidos políticos. El PRD asegura que el gobierno quiere privatizar Pemex.

“En este caso no veo por qué se deba pensar en privatizar. Primero, si se privatizara Pemex no habría quién lo comprara: el valor neto de Pemex es negativo, sus deudas son muchísimas más grandes que sus activos, entonces no tendría sentido. No se trata de privatizar, se trata de permitir que Pemex se asocie con otros para sacar petróleo en aguas profundas o que hubiera alguna forma de asociación que permitiera la construcción de refinerías; tenemos un déficit de gasolina muy significativo que se resolvería construyendo probablemente dos refinerías; sería suficiente, aunque tarde tiempo en construirse y cueste dinero (no mucho dinero). Una refinería de 250 o 300 mil barriles diarios de gasolina debe costar 9 mil millones de dólares, se crea, se construye y se pone a trabajar en tres o cuatro años. El problema es que las refinerías que ha hecho Pemex tardan mucho más en construirse y terminan costando muchísimo más dinero y es parte de la gran ineficiencia que tiene Pemex.

”Algunos expertos opinan que bajo el argumento de la soberanía, México vive una paradoja: cuenta con una riqueza enorme, pero de nada le sirve si no puede extraerla.

“El tema del petróleo esta íntimamente ligado a nuestra idiosincrasia, a nuestra soberanía, con un concepto de soberanía antiguo desde mi punto de vista, puesto que la soberanía son aquellos espacios que deben de permitir que nosotros decidamos por lo asuntos de nuestra competencia, pero también que sean nuestros recursos naturales que nos provean de bienestar, y la realidad es que la situación actual de Pemex no está favoreciendo el bienestar de la mayoría de los mexicanos.

”Ahora bien, el problema no está sólo en la aguas profundas o la falta de dinero; esa empresa carga otros lastres.

“Una empresa petrolera más grande que Pemex, Exxon, la más grande del mundo, produce cuatro veces más que Pemex, tiene 90 mil empleados, Pemex produce la cuarta parte y tiene 140 mil empleados; la mitad de la deuda de Pemex es pasivo-laboral por las prestaciones absurdas que tienen los trabajadores de Pemex. Yo creo que sí hay que hablar en serio y hay que decir que el sindicato ha hecho a Pemex una empresa ineficiente; probablemente, además del sindicato, los funcionarios de Pemex sean igualmente malos, probablemente todos ellos sean corruptos, el asunto es que no por unos vamos a perdonar a otros; es necesario que se trabaje con Pemex en serio y que probablemente sea más negocio para el país que la refinería la construya otra persona, porque si vamos a esperar a ver a qué hora acaban los de Pemex y ver cuánto nos cuesta, pues el país está perdiendo cantidades muy importantes de recursos.”

La discusión política continuará. Mientras tanto, el petróleo se agota y los nuevos proyectos, en caso de instrumentarse, tardarán quizá una década en madurar y producir los primeros barriles de crudo.


http://www.noticias.canal22.org.mx/producciones/rotativo/index.html

Setenta años

Periódico Reforma. México D. F. a 13 de marzo de 2008. Lorenzo Meyer: Agenda Ciudadana

Un Pemex a la altura de la proeza del 38 es posible pero ¿quién asumiría el papel del nuevo Cárdenas?
Aniversario conflictivo
La expropiación y nacionalización de la industria petrolera mexicana fue el punto culminante de un esfuerzo nacionalista cuyo origen es anterior a la Revolución Mexicana. En sus términos, la acción del general Lázaro Cárdenas en 1938 -recuperar el dominio nacional sobre el petróleo- no ha sido igualada, menos superada.
Desde Francisco I. Madero hasta Plutarco Elías Calles, el petróleo había enfrentado al régimen con las empresas petroleras y sus gobiernos sin buenos resultados para México. Finalmente, gracias a la combinación de un gobierno con voluntad política y fuertes bases populares, se logró que cristalizara el sentido mexicano de confianza en la propia capacidad de autonomía. La hazaña del 38 fue la respuesta audaz de un país periférico frente a la acumulación de agravios por parte de las potencias imperiales con las que se había tenido que relacionar a partir de su independencia.
Es por su significado para el presente y el futuro que el sostenimiento o abandono de la industria petrolera como una actividad del sector público mexicano se convierte en un tema que va más allá de lo meramente económico. El petróleo sigue siendo un tema que toca a la imaginación colectiva en su relación con el mundo externo. Un estudio del CIDE, en 2006, encontró que si bien entre las élites formadoras de opinión la idea de abrir al capital externo las áreas que van de la exploración a la distribución del petróleo era mayoritaria (65 por ciento), entre la población en general apenas un 24 por ciento la respaldó. Este año, una encuesta del periódico Reforma (3 de marzo) encontró que el 37 por ciento de los mexicanos aprobó la propuesta de permitir capital privado en Pemex pero el 46 por ciento la rechazó.
Una política que reformara a Pemex pero sin tocarla en tanto organización netamente mexicana y que le dejara los recursos necesarios para llevar por sí misma la exploración y explotación de todos los depósitos en mar y tierra -y en las zonas productoras antaño abandonadas pero que por los precios actuales del petróleo vuelven a ser costeables- revitalizaría su condición de punto de apoyo de la confianza colectiva en la capacidad nacional. Por el contrario, si como desean el actual gobierno y una parte de la élite económica se avanza en la apertura al capital privado y externo con el argumento de que a Pemex le es ya imposible caminar por sí solo, entonces la gesta del 38 pasaría a ser sólo una fecha más en el catálogo de nuestras "heroicas derrotas".
Misterio que no es tal
El barril de petróleo ya pasó la marca de los 100 dólares y la mezcla mexicana la de los 90. Una empresa transnacional representativa del ramo, ExxonMobil, reportó en 2007 ganancias de 40.6 mil millones de dólares ¡77 mil 220 por minuto! ¿Entonces cómo es que Pemex, la joya de nuestra corona nacionalista, resulta ser hoy una empresa quebrada, cuyos pasivos superan a sus activos?
La explicación no es ningún misterio y se encuentra, básica aunque no exclusivamente, en la política impositiva que desde hace sexenios viene aplicando el gobierno federal a la empresa paraestatal. En efecto, en buena medida la relativa tranquilidad que caracterizó el cambio de guardia en "Los Pinos" -la salida del PRI y la entrada del PAN- se ha pagado quitándole recursos a Pemex y asignándolos no sólo a los programas sociales, sino sobre todo a los gobernadores -nuevos centros de poder- y a los sueldos de la "alta burocracia", empezando por la de la propia empresa -un subdirector del Área de Refinación, por ejemplo, gana 330 mil pesos mensuales más prestaciones- y siguiendo con la federal: desde ministros de la Suprema Corte que reciben 3.9 millones de pesos anuales, hasta remodelaciones de despachos, como el del consejero presidente del IFE, que costó 39 millones de pesos en 2007.
Esta afirmación adquiere mayor concreción si se le incorporan algunas cifras tomadas de un estudio de José Luis Manzo. De 1998 a 2000 Pemex debió padecer una carga fiscal equivalente a tres veces la que soporta el resto de las empresas petroleras. La mexicana ha sido obligada a llegar al extremo de contratar deuda para pagar impuestos. Entre 1998 y 2005, la carga fiscal para Pemex equivalió al 111 por ciento de sus utilidades. De ahí que la deuda de la empresa en el penúltimo año del sexenio foxista superara los 100 mil millones de dólares. En suma, la causa de la catástrofe financiera de la gran empresa paraestatal es, básicamente, resultado de una política no sólo irresponsable en extremo sino corrupta.
Sin embargo, ése no es el único factor. A la responsabilidad del gobierno federal en el desastre de Pemex debe agregarse la carga que significa un sindicato abusivo prácticamente desde el origen -el "Pemexgate" es sólo uno de los últimos escándalos de una gran cadena que hoy incluye el pago de tripulaciones sin barco en la flota de Pemex- lo mismo que la cantidad de contratos con sobreprecio o de plano sin licitación como los ya famosos suscritos entre la empresa petrolera y el Grupo Energético del Sureste, propiedad de la familia del actual secretario de Gobernación, y que cada sexenio han permitido a empresarios y administradores inescrupulosos acumular fortunas sin que se les haya llamado a cuentas salvo para cobrar facturas políticas, como fue el caso del ingeniero Jorge Díaz Serrano durante el gobierno de Miguel de la Madrid.
¿Una agenda?
Quitar a la gran empresa estatal todas sus utilidades e incluso endeudarla para dejarla en números rojos, mantener la impunidad del sindicato y obligarle a firmar contratos con favoritos del gobierno en turno pareciera una locura o una bien calculada estrategia que busca dos objetivos: a) proporcionar al gobierno federal los recursos para comprar la paz social y política sin tener que recurrir a una reforma fiscal y, b) sentar las bases para hacer inviable a Pemex y, en consecuencia, hacer inevitable una "reforma energética" que abra el petróleo mexicano al capital privado nacional y extranjero.
En México, donde el fisco apenas puede captar el 11 por ciento del PIB -la mitad de lo que se capta en otros países con el mismo nivel de desarrollo-, una auténtica reforma fiscal es una necesidad tan evidente como pospuesta. La debilidad política de los gobiernos centrales ha hecho que un necesario cambio de fondo de la estructura impositiva desde los 1960 se haya pospuesto indefinidamente (la actual "reforma fiscal" no es tal sino apenas una adecuación; sólo va a aumentar la captación en alrededor del 2 por ciento del PIB). En esas condiciones, la salida fácil ha sido echar mano de Pemex como fuente de recursos, descuidar su modernización y petrolizar los recursos del gobierno. ¡Y vaya que si éstos se han petrolizado! Hoy casi el 40 por ciento del presupuesto gubernamental proviene de la renta petrolera. Sin esos dineros para su gasto corriente, los gobiernos del PAN no hubieran podido darle contenido a su alianza con los gobernadores priistas.
Precisamente por dedicar las utilidades de Pemex a financiar el precario equilibrio político de los últimos años es que esa empresa no ha contado con los recursos para acelerar la exploración, aumentar sus menguadas reservas lo mismo que su capacidad de refinación y de dominio de la tecnología de punta.
¿Nos dirigimos al punto de donde se partió o una nueva meta?
La industria petrolera mexicana nació al despuntar el siglo pasado y su crecimiento fue espectacular: de 10 mil barriles anuales en 1901 la producción pasó a 3.6 millones en 1910, para llegar a 193 millones en 1921. A partir de ahí declinó y en vísperas de su expropiación era de sólo 47 millones. De ser el pequeño mercado interno su primer objetivo pasó a exportar el 99 por ciento de la producción para quedar en 61 por ciento antes de la expropiación. En su mejor momento como enclave extranjero, el petróleo aportó el 33.6 por ciento del presupuesto federal aunque en vísperas de la expropiación ya sólo fue el 12 por ciento. Setenta años más tarde, casi la mitad de los ingresos de Pemex provienen de la exportación de un recurso natural no renovable y la dependencia del gobierno de esa producción es mayor que nunca. Si a esto agregamos la apertura al capital privado y externo casi se podría decir que nos encaminamos a recrear el modelo anterior a la expropiación cuyo objetivo era exportar en función de los intereses externos.
Nadie puede legítimamente apoyar la preservación del Pemex actual. Sin embargo, la mejor alternativa no está en desmontar la obra nacionalista de Cárdenas, sino en mejorarla, aprovechando los altos precios del petróleo, enfrentando la corrupción tanto del sindicato como de la administración y manteniéndola como gran empresa pública y bajo control nacional. Ése debería ser parte del proyecto nacional del siglo XXI.



Artículo seleccionado y reproducido para apoyo de las materias
Historia de México y Ciencias Políticas y Sociales.
Por los profesores: Héctor Bernal González y Susana Huerta González.

jueves, 20 de marzo de 2008

Dieciocho de marzo

Periodico Reforma. México D. F. a 18 de marzo de 2008. Granados Chapa: Plaza Pública

En 1938, el presidente Cárdenas empleó la radio para informar a todo el país de la expropiación petrolera, mientras que 70 años después se conserva en la discreción el sitio en Tabasco donde se recordará el acontecimiento, para evitar irrupciones
El 18 de marzo de 1938, tras firmar en acuerdo colectivo con su gabinete el decreto expropiatorio de las empresas petroleras transnacionales, renuentes a acatar la legalidad mexicana, el presidente Cárdenas leyó el documento por la radio, en cadena nacional, para hacer partícipes a todos de su trascendental acto. Setenta años después, la batalla gubernamental por el petróleo se libra también en medios electrónicos, a cargo de locutores y comediantes que hablan de hallar a 3 kilómetros bajo la superficie del mar un tesoro escondido. Por su parte, el presidente de la República (que tiene en común con Cárdenas su origen michoacano y un apellido que comienza con la letra C) celebrará el fasto en Tabasco, en un lugar cuya ubicación precisa se mantiene en la discreción para evitar molestas irrupciones.
Las empresas petroleras que explotaban el crudo mexicano rehusaron firmar nuevas condiciones de trabajo con el sindicato petrolero, que realizó una huelga en mayo y junio de 1937, y llevó su litigio ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, que ordenó un análisis económico de la industria petrolera a fin de determinar si las empresas podían o no satisfacer la demanda obrera. Su conclusión técnica fue afirmativa. El monto de las nuevas condiciones llegaba a 26 millones de pesos, pero las empresas abultaron las cifras y argumentaron que en realidad importaba más de 40 millones, de los que sólo podían pagar poco más que la mitad, 22 millones de pesos. La justicia laboral falló el 18 de diciembre a favor del sindicato, las empresas petroleras acudieron al amparo, que les fue negado y resuelto en segunda instancia el 1o. de marzo de 1938 por la Suprema Corte, que confirmó la inicial decisión de un juez. El 7 de ese mes sus representantes fueron recibidos por Cárdenas, que declaró su decisión de acatar y apoyar los fallos judiciales. El 18 por la mañana las empresas mudaron su parecer, tal vez advertidas de lo que iba a ocurrir, pero era demasiado tarde. Sus bienes fueron expropiados ese día.
Setenta años después, la industria petrolera nacional, resultado de aquel acto soberano, vive profundas contradicciones, para mal de la sociedad en cuyo beneficio se hizo realidad el dominio del subsuelo por la nación. El precio internacional del crudo genera ingresos de volumen enorme -y excedentes respecto del precio que funda los cálculos presupuestarios igualmente cuantiosísimos- y, sin embargo, Pemex padece y proclama una precariedad financiera que conduce a la fácil conclusión del spot que, como signo de los tiempos, es parte de las celebraciones del 70 aniversario de la expropiación: nos hace falta dinero para emprender la exploración y explotación del crudo en aguas profundas, y por ello es obligado aliarnos a los poseedores de la tecnología y la experiencia requeridas.
Por excesiva cautela política, o porque aún falta asumir una definición, el gobierno federal se ha abstenido de expresar sus propósitos en cuanto a una reforma energética en general y respecto de Pemex en particular. Por ello, ha sido la oposición la que ha tenido que dibujar el blanco de sus objeciones: considera que es inaceptable, por contrario a la Constitución y por ser económicamente irracional, privatizar el petróleo, compartir con terceros la renta petrolera. Así planteada, es una bandera compartible por muchos, no sólo por motivos históricos sino a partir de una mínima información sobre la industria petrolera mundial: en países tan diferentes como Noruega o Venezuela, la gestión de esa industria tiene carácter estatal. Casi no hay país petrolero que no haya constituido o rehecho una entidad pública con ese propósito. Privatizar lo público es, en consecuencia, retroceder.
La complejidad de los temas energéticos y de la suerte misma de Pemex no debería permitir la simplificación del debate correspondiente, pues la situación se compone de muchas filosas aristas. En rigor estricto, Pemex se ha privatizado en amplísima medida, ya sea con franca violación a los mandamientos constitucionales o con interpretaciones capciosas a la legislación secundaria, reformada también cuando todavía contaba el PRI con mayoría para ese efecto.
Un factor que necesariamente debe tenerse en cuenta en el debate sobre Pemex es su sindicato y el contrato colectivo que administra, y que constituye un estorbo para modificaciones imperiosas en la operación de la empresa petrolera. Por ejemplo, hace tres décadas no se construye una refinería y su carencia ha obligado a importar crecientes volúmenes de gasolina. La explicación oficial es que, con las reglas vigentes, sería más caro erigir las refinerías y entregarlas para su operación al sindicato que importar los petrolíferos que se dejan de producir. El sindicato es pieza fundamental del aparato priista (como lo subrayó el 4 de marzo la presidenta del tricolor, Beatriz Paredes). Basta recordar que en la feria de ilegalidades que fue el proceso electoral del 2000, Pemex y el sindicato canalizaron a ese partido 500 millones de pesos que, aunque fueron insuficientes por motivos diversos, se encaminaban a llevar a la Presidencia a Francisco Labastida, el mismo que hoy preside la Comisión de Energía del Senado.
Combatir la privatización, como si no fuera ya una opaca realidad en la operación de Pemex, es bandera abrazable por muchos mexicanos. Lo prueba el repunte en la popularidad de Andrés Manuel López Obrador, que la enarbola y la hará ondear esta tarde en el Zócalo
Cajón de Sastre
Aunque seguramente los leyó usted el domingo, no quiero dejar de llamar la atención sobre los tres muy completos materiales incluidos en Enfoque como tema de su portada: "De la expropiación a la 'apertura'" de Karla Garduño Morán; "El PRI se divide y complica la reforma" de Emiliano Ruiz Parra y "Siete décadas de monopolio" de David Shields, que resume así las cosas: "el monolítico modelo petrolero mexicano es cada vez más cuestionado, en tiempos en que la producción y la exportación de crudo están a la baja y las capacidades industriales de Pemex se encuentran debilitadas. El capital privado actúa mediante contratos en toda la industria, llegando hasta los límites de la legalidad -incluso a la ilegalidad, a juicio de algunos-, pero el monopolio jurídico persiste".
Correo electrónico: miguelangel@granadoschapa.com

martes, 18 de marzo de 2008

Apunte sobre Expropiación Petrolera

LA EXPROPIACIÓN PETROLERA (1876 - 1938)

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

En 1876 se perforó con éxito en México el primer pozo petrolero. Desde entonces, el curso de la industria petrolera mexicana se ha establecido por la interacción de factores geológicos, económicos y políticos. Antes de 1910 se formó una gran industria de petróleo crudo en la costa del Golfo de México gracias a las condiciones favorables para la inversión y a importantes descubrimientos de depósitos petrolíferos Tanto las compañías estadounidenses como las británicas competían para dominar el mercado de exportación de petróleo crudo y el mercado interno de productos refinados.

Durante todo este periodo, los sucesos estuvieron influidos por dos actitudes o posiciones mexicanas reciprocas, muy diferentes una actitud antiestadounidense y el nacionalismo económico.

El nacionalismo económico, una determinación para evitar la explotación por parte de empresas extranjeras, especialmente por parte de Estados Unidos y sus grandes compañías petroleras, y controlar su propio destino económico, se convirtió en una preocupación similar que ha llegado hasta la vida política moderna de México Estas dos actitudes se afianzaron durante los primeros días de la experiencia petrolera mexicana.

EL RÉGIMEN DE DÍAZ

El temor de Díaz de que un monopolio estadounidense dominara la industria petrolera mexicana, ocasionó la entrada a México de un gran empresario de la industria petrolera, el inglés Weetman Dickinson Pearson.

En 1906, el gobierno mexicano otorgó a Pearson grandes concesiones petroleras en tierras desocupadas[1] pertenecientes al gobierno en cinco estados El secretario de Hacienda, Limantour, aprobó la concesión para evitar el dominio de la Standard Oil.

Finalmente, en 1910, Pearson tuvo éxito en su búsqueda de petróleo, después de haber gastado varios millones de libras esterlinas y haber perdido su primer yacimiento debido a un incendio, descubrió el yacimiento más grande conocido hasta entonces en el mundo, POTRERO DEL LLANO No. 4, que produjo más de 100 millones de barriles de petróleo en sólo ocho años. Para desarrollar este yacimiento, Pearson formó la Mexican Eagle Company, conocida como El Águila. Después de la incorporación de esta empresa, Porfirio Díaz hijo (antes eran los hijos, ahora son los hijastros de apellido Bibriesca), se convirtió en miembro importante del consejo de directores, Pearson desde entonces no tuvo problemas financieros en México.

Desafortunadamente, el ciudadano mexicano promedio, golpeado por la pobreza y la desigualdad social, no gozó de los frutos de esta bonanza petrolera. Por esta razón, el auge petrolero fue considerado como un ejemplo de la dominación económica extranjera apoyada por Díaz y los “científicos” que eran considerados como los beneficiados por la riqueza petrolera (lo que no ha cambiado).

En 1910 existía un enorme desconcierto en todo el país, la época del presidente Díaz se acercaba a su fin. Las concesiones que Díaz había otorgado a los capitalistas europeos, en especial a Pearson, provocaban enojo y resentimiento entre la comunidad estadounidense en México La Standard Oil of New Jersey, con su riqueza y sus conexiones políticas, era un importante oponente del envejecido presidente. La combinación del descontento popular y el disgusto de las empresas norteamericanas estaban destinados a aplastar el régimen de Díaz con una revolución, en donde los intereses petroleros extranjeros desempeñaron una parte importante de la intriga revolucionaria.

EL RÉGIMEN DE MADERO

La conducta de las empresas petroleras extranjeras durante el Régimen de Madero se caracterizó por un cambio de papeles entre las compañías estadounidenses y británicas y por la agresiva intervención en los asuntos internos de México del embajador de Estados Unidos, Henry Lañe Wilson, artífice del asesinato de Madero. La caída de Díaz fue un duro golpe para Pearson y para tos intereses petroleros de El Águila.

A pesar de su optimismo inicial de que Madero podría estabilizar las condiciones en México, el embajador Wilson y la comunidad estadounidense pronto se dieron cuenta de que él no podría evitar intentos de golpe de Estado, ni controlar el movimiento contrarrevolucionario del General Orozco.

El gobierno de México debía restaurar la ley y el orden o admitir su incapacidad para hacerlo En este último caso, Estados Unidos se vería forzado a "considerar qué medidas debía adoptar para resolver la situación a fin de defender sus intereses económicos" (ahora el pretexto que están utilizando es el supuesto combate al narcotráfico a través del Plan México o Iniciativa Mérida) El problema no era el conflicto bélico, sino el cobro de 03 dólar por barril, que era un impuesto que se aplicaba tanto a británicos como estadounidenses, el escándalo que provocó esta situación fue tan grande, que intervino el propio presidente de los Estados Unidos, quien le envió a Madero un ultimátum, en el que le recordaba 'la gran obligación moral de prestar especial atención a los intereses de la Unión Americana", y que fue hábilmente utilizado por su embajador Wilson para derrocar y asesinar a Madero y a Pino Suárez.

LA DICTADURA DE HUERTA

A pesar de la petición de Wilson, Estados Unidos nunca reconoció al gobierno del general Huerta La opinión pública de Estados Unidos, encabezada por la prensa, condenó el asesinato de Madero.

Durante esta etapa de la Revolución Mexicana, las empresas petroleras extranjeras concentraron su atención en dos áreas la defensa de sus propiedades contra la depredación de las fuerzas federales y constitucionalistas (es decir, rebeldes), y en intentar influir en la política de sus gobiernos para que reconocieran el régimen de Huerta, lo que se convirtió en un tema diplomático de relevancia.

Mientras tanto, en Estados Unidos, las empresas que tenían grandes inversiones en México ejercían presión sobre el Presidente Wilson para que reconociera el régimen de Huerta, cuando se hizo obvia la utilidad de esta petición, apoyaron la intervención militar por parte de Estados Unidos para proteger sus propiedades La situación se tornó más complicada el 3 de mayo de 1913, cuando Gran Bretaña reconoció el régimen provisional del general Huerta.

La excusa que utilizó el gobierno estadounidense para una nueva intervención fue que siete de sus soldados fueron arrestados en Tampico y puestos en libertad más tarde pidiéndoles disculpas. El almirante Henry T. Mayo exigió una excusa formal que incluyera 21 cañonazos para la bandera norteamericana, lo cual Huerta se negó a hacer. Los marines estadounidenses ocuparon Veracruz durante los siguientes siete meses, pese a la resistencia que opuso el pueblo veracruzano.

CARRANZA Y LA CONSTITUCIÓN DE 1917

En el régimen de Carranza la política estadounidense cambió, ya que las empresas petroleras lucharon contra él y contra la Constitución de 1917, la cual había vuelto a interpretar la ley Minera Mexicana, que afectaba los derechos de los concesionarios extranjeros.

El Artículo 27 de la Constitución no debería haber causado sorpresaa las empresas petroleras extranjeras; su contenido se había pronosticado muchas veces en los discursos revolucionarios y en proclamaciones durante los regímenes de Madero, Huerta y Carranza Este artículo respondió a dos exigencias de la revolución: reducir la propiedad y las empresas en México, y extender la supervisión del Estado sobre la distribución y utilización de la riqueza minera del país.

Es indudable que las poderosas empresas petroleras extranjeras influyeron en Carranza para diferir la legislación confiscatoria. Estados Unidos y Gran Bretaña lograron imponerse en todo sobre los gobiernos revolucionarios de México para defender los derechos de éstas mediante notas diplomáticas, amenazas o incluso intervenciones efectivas.





EL RÉGIMEN DE CÁRDENAS

Las compañías petroleras siempre fueron enemigas de los sindicados (y lo siguen siendo, sin importar el ramo productivo, por eso quieren reformar la Ley Federal del Trabajo). Las empresas, como todo poder colonial, asentadas en la corrupción y en el abuso generaban abusos y corrupciones que abarcaban los más altos funcionarios hasta el último obrero.

La situación se alteró radicalmente en 1935 y en 1936, los sindicatos privados se unieron, apoyados por el gobierno del general Cárdenas, en el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana. Una vez agrupados, exigieron un contrato colectivo y ventajas económicas y sociales.

Ante la amenaza de una huelga general, el gobierno propuso entonces que durante 120 días se celebrara una convención de obreros y patrones para solucionar el conflicto. En mayo de 1937, la convención terminó sus labores, manteniendo sus puntos de vista de las dos partes, y a fines de ese mes estalló la temida huelga general.

El paro afectó al país, y las compañías supieron aprovechar el descontento del público: insertaban en los diarios, aliados suyos, enormes desplegados en los que cubrían de reproches a los obreros (ahora son difamaciones y calumnias), porque ganaban los más altos salarios de la República y todavía solicitaban un aumento de 70 millones de pesos anuales, suma que las empresas eran incapaces de pagar.

Las compañías, presionadas, parecieron ceder ofreciendo 14 millones de pesos, suma que según dijeron estaba al limite de sus posibilidades.

Los obreros, ante la imposibilidad de continuar con una huelga impopular rechazaron la oferta y decidieron plantear a la Junta de Conciliación y Arbitraje un conflicto de orden económico, consistente en que la "Junta designe peritos que analicen las condiciones financieras de la empresa o empresas afectadas y rindan un informe detallado". Esta labor titánica cayó bajo la responsabilidad de Jesús Silva Herzog, que apostaron no lo podría concluir.

Al enterarse las empresas, por medio de sus espías, que el peritaje estaría concluido en el tiempo fijado, le ofrecieron 3 millones de dólares a Silva Herzog con tal que lo modificara, pero Silva Herzog, con su vehemencia habitual, después de cubrir de injurias a los intermediarios los expulsó de su oficina, desvaneciéndose así la última esperanza de los petroleros (La historia hubiera sido diferente si se hubiese tratado de su hijo, Jesús Silva Herzog Márquez, que es un traidor).

El dictamen constó de 40 conclusiones, pero sólo mencionaré algunas que vienen muy al caso con nuestra realidad actual:

Conclusión 11a. La exploración de nuevos campos y la perforación de nuevos pozos es un problema de magnitud nacional que precisa resolver. De lo contrario, existe el peligro de que México carezca de petróleo en un plazo relativamente corto y de que se vea obligado a importarlo.

Conclusión 16a. La Compañía Mexicana (¿) de Petróleo El Águila con sus empresas filiales, representó en el año 1936 el 59.20% de la producción total. Esto acusa una tendencia monopolística.

Conclusión 39a revelaba que las compañías habían necesitado invertir en México $8.64 para producir un barril de petróleo, mientras que en los Estados Unidos debían invertir $48.12, y aún así se negaban a invertir en la exploración de nuevos pozos.

En relación a los obreros, se afirmaba que los precios de los artículos de primera necesidad que formaban la canasta básica, había aumentado en junio de 1937, en comparación con los promedios de 1934, un 88 96%, y que sus salarios reales eran mucho más bajos de los que ganaban los trabajadores de la industria minera y de los Ferrocarriles Nacionales de México.

La Junta concedió a las empresas 20 días para presentar sus puntos de vista sobre los peritajes y no las 72 horas fijadas por la Ley del Trabajo, si bien ya al día siguiente redoblaron su campaña de prensa y sus veladas amenazas al gobierno Lo que les enojaba era que por primera vez los obreros de todo el país, con el apoyo de un gobierno revolucionario, se erigieran en un poder fuera de su control y que el Estado metiera en sus cuentas privadas y descubriera sus trampas, era algo que no podían perdonar.
El 2 de septiembre de 1937, los empresarios se reunieron en Palacio Nacional con el Presidente Cárdenas y con el Lic. Silva Herzog, declarando que sus empresas eran totalmente mexicanas; Silva Herzog, sin inmutarse sacó de su portafolio un periódico financiero londinense y tradujo al español un informe de la Royal Dutch Shell, donde se decía "Nuestra subsidiaria, la Cía. Mexicana de Petróleo "El Águila", ha tenido buenas utilidades durante el último ejercicio", (hipócritas, tramposos, depredadores, siempre lo han sido).

Las compañías estaban dispuestas a llegar hasta el fin Por primera vez en la historia, el monopolio internacional del petróleo se veía seriamente cuestionado por un pequeño país al que habían saqueado, explotado, depredado impunemente a partir de 1900.

El 18 de diciembre de 1937, la Junta Federal, valiéndose del peritaje pronunció el laudo, según el cual las empresas debían pagar a sus obreros los 26 millones de pesos reclamados, y como era de esperarse, las compañías recurrieron a la Suprema Corte de Justicia en demanda de amparo.

En febrero de 1938, el Presidente Cárdenas, durante un discurso ante el congreso del STPRM, dijo lo siguiente:

"La reciente actitud de las compañías petroleras en lo que se refiere al conflicto con sus trabajadores, parece indicar un esfuerzo por acabarlos, mediante repentinos retiros de depósitos y una intensa campaña de prensa, para fomentar la alarma entre los empresarios y desacreditar a la industria, haciendo uso de coerciones ilícitas, con objeto de influir en el carácter de la decisión final a favor de sus intereses comerciales y evitar que se llegue a una conclusión normal y recta del caso que está en manos de las autoridades judiciales (Desafortunadamente, ahora tienen a todos los medios de comunicación bajo su control, salvo dignas excepciones).

Las compañías se negaron a cumplir las resoluciones de la Suprema Corte, con la esperanza de obtener un convenio menos costoso. Esto colocó al gobierno de Cárdenas en la posición de hacer cumplir la decisión de la Corte.

La noche del 18 de marzo de 1938, el Presidente Cárdenas firmó la orden de expropiación de las empresas petroleras extranjeras. Cárdenas había resumido sus sentimientos en su diario privado unos días antes:

"México tiene ahora la gran oportunidad de deshacerse del yugo político y económico que las compañías petroleras habían colocado sobre nosotros mientras explotaban en su beneficio uno de nuestros recursos más importantes, y deteniendo el programa de reforma social establecido en la Constitución. Varias administraciones desde la revolución, han intentado hacer algo acerca de las concesiones del subsuelo que ostentan las empresas extranjeras, pero hasta ahora, los problemas internos y la presión internacional han mitigado este esfuerzo. Sin embargo, ahora las circunstancias son distintas, no existen luchas internas y una nueva guerra mundial está a punto de comenzar".

LA HAZAÑA DEL REMIENDO

Entre tanto seguía la batalla material por el petróleo A las dos semanas no había con qué pagar los salarios de los obreros y empleados, y la falta de moneda fraccionaria era tan grande en Tampico que rompían a la mitad los billetes de un peso. Por otro lado, los banqueros se negaban a prestarle al gobierno.

A medida que transcurría el tiempo, los efectos del boicot mundial se resentían duramente. Faltaban los tubos, millares y millares de metros expuestos a la corrosión del aire marino y de los ácidos iban quedando inservibles y no había modo de sustituirlos. Se organizaron cuadrillas de trabajadores que desde la mañana salían a la pesca de viejos tubos desechados, hundidos en las marismas, o revolvían los cementerios de chatarra en busca de piezas de recambio Los talleres trabajaban día y noche cortando, soldando, parchando.

Fue esa la hazaña del remiendo, de la improvisación, de las pequeñas y grandes sustituciones, realizadas por obreros acostumbrados a obedecer las órdenes de sus jefes, a vivir en casuchas de madera, la mayoría analfabeta, enferma y fatalista, que se escapaba de su infierno los sopados asistiendo a las tabernas y a los burdeles. La expropiación les devolvió su espíritu creador, porque cuando los seres humanos rescatan su dignidad, su espíritu se eleva a alturas insospechadas.



SEMBLANZA POLÍTICA DEL GENERAL CÁRDENAS

Desde 1913 en que se lanzó a la Revolución hasta 1970, año de su muerte. Lázaro Cárdenas no dejó un momento de servir a México. Era ante todo un hombre político. Por primera vez en nuestra historia no fue un liberal ni un populista, sino un presidente empeñado en borrar la desigualdad mexicana mediante una audaz reforma agraria y una política obrera que hizo de los trabajadores la punta de lanza de la Revolución triunfante. Se empeñó en devolverle a México sus riquezas naturales enajenadas, enfrentándose al imperialismo norteamericano y a la burguesía agraria e industrial dependiente de los mercados extranjeros.

¡Qué pena que su hijo Cuauhtémoc no sólo haya traicionado a México, a su Partido, sino lo más grave, a su propio padre!.

COMENTARIOS:

La historia de la defensa de nuestro petróleo ha estado marcada por la traición, las amenazas, las invasiones militares, la corrupción, por eso es indispensable que sepamos, aunque sea de forma sencilla lo que significa para México el petróleo, porque un pueblo que no conoce su Historia, tiende a repetirla.

En estos momentos, el país está en manos, una vez más, de gobernantes, de líderes sindicales, de representantes políticos hipócritas, del PRI, del PAN y desgraciadamente de integrantes de la Nueva Izquierda del propio PRD, que lo único que los guía es la codicia, la ambición, pero sobre todo, el desprecio por lo que representa el orgullo nacional. PEMEX no es una empresa más, es la columna vertebral que sostiene a nuestra Nación, y no defenderla sería traicionar a los miles de obreros mexicanos, que sin importar su sacrificio, lograron la proeza de erigir esta industria, y ahora tratan de convencernos a través de los medios de comunicación que no tiene recursos para superar sus problemas, lo que es una mentira más.

Bibliografía:

Titulo: El Petróleo Mexicano y los Estados Unidos.
Autor: Mancke, Richard B
Editorial: Enero
Año: 1981

Titulo: Lázaro Cárdenas y la Revolución Mexicana. III El Cardenismo.
Autor: Benítez, Fernando
Editorial: Fondo de Cultura Económica
Año: 1978

Título: Historia Gráfica de la Revolución Mexicana (Edición Conmemorativa) Libro IV.
Autor: Cásasela, Gustavo
Editorial: Editorial Trillas S A.
Año: 1962.


SÍNTESIS REALÍZADA POR: LIC. LUZ MARÍA ACOSTA RODRÍGUEZ
[1] Aplicación de las leyes de Terrenos Baldíos, Deslindes y Colonización. INVESTIGAR.